lunes, 23 de febrero de 2009

Más que mil palabras


Cuando me enteré de quién hará “El Hobbit” pensé “Uff, el del Laberinto del Fauno,la madre que me parió”, sin embargo, al leer que la dirección de “Solaris”(en su versión reciente, la del año 2002) corría a cargo de Steven Soderbergh, me llené de una súbita esperanza, esperándome, iluso de mí, una película digna de un novelón de Ci-Fi del nivel de Solaris. Me he encontrado, por contra, con un film cuya mayor aportación ha sido unas enormes ganas de volver a leer el libro(para encontrarme la verdadera historia, mil veces más profunda y bella a mi juicio, a la par que divulgativa, vamos, que al contrario de lo que pasa con la versión jolubudienese, uno se acaba enterando de qué demonios va el tema), disfrutando más que en su primera lectura si cabe, elevando ese libro a mi panteón particular de la literatura que ha pasado por mis manos. Por ello, quiero spoilearos lo menos posible con la esperanza de que vosotros, ilustres y apreciados geeks sin remedio, quizá algún día leáis una novela que os va al pelo.


Siendo un poco más justo, diría que la película logra , al menos, plasmar esa tensión que late en la novela(si bien lleva demasiado lejos esa inquietud que trae la misma cuando uno no sabe por dónde le llueven los tiros) . Tampoco lo hacen mal los actores principales(algún friki de Lost me dirá si algún día la ve que le suena uno de los protagonistas), pero es que la película está mal enfocada. Soy consciente que es sólo una insignificante opinión, no pretendo hacer creer que esta opinión va a misa, es más, me gustan algunas películas suyas(por poner un ejemplo de películas recientes, ambas partes de las películas sobre el Ché Guevara me parecieron más que decentes), pero , con todos los respetos, señor Soderbergh, ha denigrado usted una interesantísima historia de ciencia-ficción teniendo el valor de llevar a los cines un barullo entrecortado, lento(jamás coge ritmo,uno piensa que será solamente la primera media hora la que cojea,MEC,EPIC FAIL) e indescifrable para cualquiera a la que la palabra “solarística” le suene a la última promoción de viviendas de protección oficial del ilustre “El Pocero”.

Quizá la idea era no aburrir con largas explicaciones sobre los orígenes del planeta, largas disertaciones sobre las diferentes teorías a lo largo de la historia (que no pasa nada por media horita de unas aclaraciones que, además, son de vital importancia, repito, lo más normal es no quedarse con gran cosa o al menos con una idea que no es sino una parte infinitesimal de lo que debería ser si seguimos la novela del señor Lem). Y ya sobre reflexiones internas de Kelvin o sobre algunas de las emocionantes conversaciones con Harey no hablemos, aquí encontramos más bien una serie de sandeces románticas y chorradas varias, aprovechando lo guapete del señor Clooney y dejando de lado algo de una importancia enorme: el verdadero protagonista de Solaris es el propio planeta. No es un escenario, un lienzo más o menos misterioso sobre el que desarrollar una pantomima que parece un folletín científico-abstracto-no-se-entiende de aúpa. Así que, o bien este señor no ha paseado su millonaria vista sobre las páginas de la novela o bien tengo que volver a rechazar, una vez más( dentro de poco perderé la cuenta y me cansaré de decirlo) una afirmación que en casos cómo estos queda bastante en entredicho: una imagen no siempre vale más que mil palabras. Ni mucho menos.

1984,G.Orwell


Bueno,si vamos a seguir aquí,de momento:

Pavor. Eso es lo que sentí leyendo esta terrible distopía. Una novela que ha sido encuadrada dentro del género de ciencia-ficción, aunque uno no pueda dejar de sentir cierto acierto premonitorio cuando bucea entre sus líneas,a pesar de que fuera escrita nada más y nada menos que en 1948.


El libro nos presenta una terrible realidad en la que el gobierno central de Oceanía(que sería un equivalente aproximado de nuestra Europa actual) ejerce una impresionante tiranía en la que nada,absolutamente nada, ni siquiera los pensamientos de las personas, logran escapar de su control a largo plazo. Estamos en un continente plagado de cámaras y telepantallas, que se encargan de registrar todos y cada uno de los movimientos de las personas. El crimental(en neolengua, el idioma que trata de establecer el partido,literalmente, crimen mental) es castigado duramente: se vaporiza al sujeto en cuestión. Y con vaporizar a una persona nos referimos simplemente a borrar todas las pruebas de su existencia:simplemente pareciera que esa persona no haya existido jamás. Este es , para mí, uno de los puntos más dolorosos y a la vez chocantes de la novela: no existe ni tan siquiera el libre albedrío psicológico de cada persona, uno no es libre ni tan siquiera en su fuero interno.


Este fabuloso emporio está controlado por “El partido”, una organización sumamente jerárquica y organizada en la que la cabeza visible es el llamado “Gran Hermano”(sí, en efecto, os dolerán las gónadas si leéis este libro y oís a alguien hablando sobre las bondades del inefable programa de basura televisiva), una especie de ente mitológico cuyo aspecto se nos describe con detalle, si bien no podemos estar seguros de su existencia(aunque uno no pueda evitar la sensación de estar ante una suerte de alter ego del señor Stalin). Esta suerte de tirano moderno está a la cabeza de una gran estructura piramidal en la que cada persona tiene muy claro su cometido. Así , existen cuatro ministerios principales, que irónicamente se encargan de hacer exactamente lo contrario de lo que su nombre sugiere…El Ministerio del Amor se encarga de los castigos y las torturas,el de Paz se encarga de la guerra y de que ésta sea permanente,el de la Abundancia de la subsistencia de la masa(siempre al límite de la misma) y el que es quizá el más importante, el Ministerio de la Verdad, que se dedica a manipular o destruír los documentos históricos, para conseguir que las evidencias del pasado coincidan con la versión oficial de la historia. Es impresionante la impoluta y perfecta organización de este partido, del que , sorprendentemente, ni tan siquiera los más inteligentes o valientes son capaces de escapar, es más, no hay otra manera de escapar que la de someterse completamente, incondicionalmente, al Gran Hermano, y aun así nunca tendremos garantizado nada. Un descuido en sueños, una vaga pesadilla, un susurro en la noche, y algo nos delatará(tal y como se describe, en muchas ocasiones los propios hijos del futuro fósil, pues el lavado de cerebro llega a todos los que estén relacionados de algún modo con el partido).


Por encima de todo ello, la idea central de la novela es la maleabilidad de la historia. A nadie se le escapa que la historia que se impone es la historia de los vencedores, mas aquí debemos ir un paso mas lejos:¿Es posible modelar la historia a nuestro antojo, utilizarla para nuestros fines?¿Crear la sensación de que nada hay antes del partido, y que mientras exista la historia será lo que el partido quiere que sea? La primera respuesta intuitiva sería negativa, nadie puede impedir que alguien, en soledad, escriba un libro con la verdadera historia y que tras un capricho del destino o un giro en los portadores del poder cambie la concepción de la historia. Esa es una de las primeras cosas que uno descubre al avanzar el la lectura de la novela. El partido es eterno. Su labor de manipulación es tan profunda que , al menos en Oceanía, nada escapa a su control, ni tan siquiera los libros, es mas, estos son reescritos y adaptados a las ideas del mismo, destruyendo todo vestigio de lo que un día fueron. Así que no hay una opción real de escape a las garras del partido. Ni tan siquiera la guerra con los otros dos “supercontinentes” es una posibilidad, ya que la guerra, paradójicamente, no es sino un medio para garantizar la estabilidad del sistema. Además, el nivel de alienamiento es tal que una breve orden de la cabeza del sistema hará que millones de personas crean que están en guerra con el mismo país del que eran supuestos aliados pocas semanas antes, ya que nunca quedará prueba de tal alianza o enemistad. ¿Terrible, no?



De todos modos, en un conato de indómita rebeldía, el protagonista de la obra, Winston Smith, es capaz de salir del terrible alienamiento por un tiempo, decidiendo rebelarse. Descubre una supuesta corriente subterránea dentro del partido, una suerte de ‘bando contrario’ que lucha por la caída del partido. La supuesta cabeza visible de este otro bando es Emmanuel Goldstein(siguiendo con el paralelismo de Stalin, uno no puede dejar de pensar en Trotsky aquí), antiguo pilar del partido que parece trabajar en la sombra para derruirlo . Todo un viaje iniciático el que encontramos en el descubrimiento de todo esto por parte del protagonista, evolucionando de una inicial incredulidad(quizás incluso esperanza) al terrible pesar que hay detrás de la verdad de un mundo en el que nada, absolutamente nada, es lo que parece a simple vista. Una lectura realmente recomendable y un tétrico testimonio de lo que puede llegar a convertirse el mundo que pisamos, que sentimos todos los días.¿O es que acaso la paranoia por el terrorismo y la seguridad no podrían ser utilizadas como excusa para crear algo así? Que cada uno responda a esto en su fuero interno, mientras éste aún no suponga una amenaza para nuestras vidas.

viernes, 20 de febrero de 2009

Relato (parte I)

Me desperté súbitamente, jadeando. Todo estaba oscuro a mi alrededor.

Me levanté de un salto de lo que noté como una cama dura, y me puse alerta, pues algo me decía que mi vida corría peligro.

Por el frío que sentía en el cuerpo sólo llevaba puesta ropa interior y en las mejillas notaba un picor peculiar, como el que sólo da una barba de varios días.

No recordaba nada, ni quién era, ni de dónde era... ni qué era aquel oscuro lugar, aquella habitación en penumbra, aquella celda de sombras.

Algo se movió detrás de mí, de un salto me aparté, poniéndome precavidamente en guardia.

Silencio.

No se oía nada... pero cuando mis ojos comenzaron a acostumbrarse a la penumbra logré distinguir dos pequeños puntos que relucían en la oscuridad como ojos de felino.

Antes de darme cuenta, lo que sea que hubiera en aquella habitación saltó sobre mí, haciéndome caer de espaldas.

Lo tenía encima, intentando cazarme con lo que intuí serían feroces fauces. Mi mano izquierda luchaba por mantener a la bestia lo suficientemente alejada de mí, mientras que la derecha buscaba a tientas en las tinieblas de la habitación.

Encontró algo duro y de tacto metálico.

Con un rápido movimiento, estampé aquel objeto contra mi agresor. Se escuchó un gemido indescifrable y me vi libre. Me levanté dispuesto a plantar cara enarbolando el objeto metálico.

Al fin, mis ojos pudieron ver casi del todo a mi agresor... pero no podría decir si era humano o animal. Se movía amenazadoramente a cuatro patas, era tremendamente delgado, huesudo, no aparataba la mirada de mí, ni de mi arma, y sus ojos despedían... odio. Un odio profundo y oscuro como sus ojos.

Tras él logré distinguir el débil destello del marco de una ventana con la persiana bajada. Pensé que sería una buena manera de salir de allí, puesto que no había visto ninguna puerta. Siempre y cuando lograra librarme del espeluznante ser.

Saltó de nuevo pero esta vez yo fui más rápido, me agaché y conseguí golpearle con la punta roma del arma en el pecho. De haber sido una lanza o espada lo habría ensartado como una aceituna. Esta idea me llenó de satisfacción al imaginármelo. Al instante intenté de deshacerme de esa aterradora sensación que sentía casi como placentera.

El bicho cayó de espaldas a un lado, y decidí que había llegado el momento.

Corrí cuanto pude hacia la ventana y embestí con el arma por delante.

Unos luminosos rayos de luz llenaron la habitación. El extraño ser, que de nuevo se había lanzado a por mí, se protegió la cara con sus huesudas manos y retrocedió. Le golpeé de nuevo con el arma, dejándolo retorcido de dolor en el suelo y totalmente cegado por la luz.

Salté por el hueco que le había hecho a la ventana y eché a correr.

sábado, 7 de febrero de 2009

NO SE MUY BIEN

 

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