miércoles, 14 de noviembre de 2007

Historia de una escabechina

Me agaché, mirando al techo, y salté tensando el cuerpo, como si me hubiera disparado un arco. Atravesé el techo (en el que quedó un enorme boquete en llamas), toda la primera planta y el suelo de la segunda planta (quedándose en el mismo lamentable estado que la anterior).
Así, quedé de pié en el segundo piso y lo primero que hice fue incendiar el ascensor y las escaleras, así no podría escapar el objetivo. Comencé a caminar por el pasillo de la derecha hasta llegar al despacho.
- ¡Cómo me cabrea que haya tanta jodida puerta! –dije.
Momentos después, la puerta del despacho volaba por la ventana y se chocaba contra el edificio contiguo.
- ¡Eh! Oye, joven, te acabas de cargar la puerta, y con el estallido se ha roto el jarrón que me regaló la rectora. ¡Me debes una indemnización! – me soltó desde su silla, totalmente serio el profesor.
- ¿Indemnización? ¡Esto es lo que te debo! – ladré soltando una llamarada que churruscó el reloj de pared que estaba sobre el profesor y algún pelo de su cabeza.
- ¡Joder, estás que ardes! Pero no acabarás conmigo tan fácilmente -. Se sentó en su silla y pulsó un botón del respaldo. El asiento se desprendió y el profesor salió volando por un agujero del techo con el asiento.
- Odio que se escapen como ratas... – y, diciendo esto, salté por el agujero del techo en pos del vil asiento.
El profesor había aterrizado en el tejado de la biblioteca y había entrado por una puerta de la azotea. No me apetecía reventar otra puerta, así que hice un boquete en el tejado de la biblioteca y la atravesé de lado a lado hasta que mi puño se estrelló contra el suelo, haciendo un cráter del tamaño de Godzilla.
Los ordenadores y el mostrador del centro de la biblioteca se habían volatilizado y la bibliotecaria, que corría hacia la salida, recibió un puñetazo llameante que la lanzó hacia arriba, a hacerle compañía a la estatua.
- Eso por echarme de la biblioteca por jugar a cartas – rugí mientras se perdía en la lejanía del espacio.
Mirando hacia arriba, vi al profesor correr por detrás de las cristaleras del segundo piso de la biblioteca.
De dos saltos (uno para derribar el puente de la biblioteca, que tan poco me gustaba), atravesé las cristaleras y comencé a correr tras el profesor.
Éste apartó un libro de Sistemas Operativos (Novela común: --, Libro de Sistemas Operativos: ---------------) de una estantería, sacó una extraña botella y se la bebió entera. Milésimas de segundo después atravesaba en línea recta los dos pisos de la biblioteca hacia abajo, “ayudado” por una patada de fuego, estrellándose en la planta baja.
- ¡Ups! Creo que se me ha ido un poco la mano – dije soltando una sonora carcajada.
Pero una risa de ultratumba surgió del boquete recién creado. El profesor salía del agujero transformado en un golem de piedra. La enorme bestia pétrea anduvo hasta el pasillo central rompiendo mesas y espachurrando alumnos que aún seguían estudiando en la biblioteca.
El bicho continuaba riéndose, mirando hacia donde yo me encontraba, voceó:

- Ahora soy el ser más fuerte de la tierra. Ven aquí, llamitas, que te voy a arreglar la cara.

Mi furia alcanzó su cenit, y las llamas alcanzaron una potencia y resplandores blancos que cegaron la sala. Salté veinte metros hacia arriba y me lancé con el pié derecho por delante hacia abajo, hacia el monstruo. Éste se apartó a tiempo y, aunque del boquete que se creó apareció un canguro, varias mesas se clavaron por las paredes de la biblioteca y potentes llamas quemaron todo y crearon un coro de aullidos de dolor entre los estudiantes que aún seguían en la biblioteca (ahora convertidos en antorchas humanas), el golem siguió inalterable e intacto.
- ¿Eso es todo lo que puedes hacer, patético ser? – Dijo esbozando una media sonrisa – Pues ahora me toca a mí...
Diciendo esto me agarró por la cabeza y me soltó un rodillazo en el abdomen que me hizo volar un poco hacia arriba, para que después me diera un patadón que me lanzó por la esquina sureste de la biblioteca.

Esto hizo que se derrumbara toda la pared sur de la biblioteca y el comedor (que frenó mi vuelo descontrolado) se redujo a cuatro guijarros de diversos tamaños. Poco más tarde eran guijarros en llamas. Un fogonazo de doscientos metros de radio incendió cuanta vida quedaba en el campus.

Salí volando de entre los escombros del comedor y, tomando impulso en el edificio del rectorado (hecho que mandó el edificio al completo a la azotea de El Sario), volé a velocidad de vértigo por el pasillo de setos (ahora en llamas) hasta que casi alcancé al golem, puesto que se apartó de nuevo de mi trayectoria. Sin embargo, me esperaba algo así y, rebotando en la pared norte (que se espachurró contra el aulario), me relancé hacia el golem, dándole de lleno en la cadera (por llamarlo de alguna manera).

Un alarido cavernoso retumbó en las pocas paredes que le quedaban a la biblioteca, y el poderoso hombre de piedra cayó al suelo partido por la mitad, convirtiéndose en roca inerte.

Yo me quedé ahí, de pié sobre el canto de una mesa volcada, observando el final de la bestia. La corriente que se formó en el edificio (algo normal con tanto agujero por todas partes) fue lentamente sofocando mis llamas. La ira me abandonaba, y poco a poco recobré mi forma humana.

Me puse de pié y miré al rededor. Todo ruinas y destrucción, pero había cumplido mi venganza.

- Me compadezco de aquel que tenga que limpiar este estropicio – dije en voz alta, riendo tranquilo.

Caminé hacia la parte norte, saliendo de la biblioteca por la “nueva puerta”. En ese instante, un alumno superviviente salía de su escondite, feliz por seguir vivo, hasta que vio como lo que quedaba de biblioteca se derrumbaba encima suya.

Echando una mirada hacia atrás deduje que allí ya no se podría estudiar. Además, como yo era de los que preferían estudiar en casa, no lamenté la pérdida.

Inicié mi andadura rumbo a la cafetería (pasando por entre los cadáveres y furgones del capítulo anterior), pensando alegre que seguro que seguro que habría alguien deseando echar una partidita de mus.


...FIN

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Tio tu vida parece un comic de marvel

PD: Deja las drogas

Marcos Barrado dijo...

Muy bueno san ironico. No si dentro de unos años hemos de ver libros tuyos en los best sellers(bueno ahi mejor no k en seguida salen copias y copias de las copuias y el genero acaba rayando)
Animo con esas historias tuyas, yo ya estoy preparando la mia para el concurso literario.
A darle caña a la imaginacion, pues sin ella seremos carnaza facil del sith, XD.

Eneko Vélez dijo...

Wenos dias...Buena entrada,Ironic,me ha gustado más que la otra,que también estaba bien . Un poco "Jungla de Cristal" para mi gusto,pero mola igualmente...En cuanto tenga internet en casa o me aburra en la de libre(lo que pase antes,aunque con el CS puesto...en fin)pongo una de mis entradas pelmazo y quien sabe si incluso un relatillo,aunque me cuesta un monton hacerlo tan corto.

Un Saludo!Por el renacer del Blog!xD

Iñaki San Martín dijo...

Hey!
Gracias a todos por los comentarios!
jeje, jungla de cristal... argargargarg...
XD

En fin, debo anunciaros que la segunda entrega de este peculiar personaje (al que cariñosamente yo llamo "luisito"), ya está escrita.

Sólo me falta el desenlace final y pasarla a ordenador, así que paciencia.

Lo malo, es que ocupa unas 6 cuartillas (6 caras de Din-A4), así que a lo mejor se convierte en un tochazo para publicarlo todo de golpe en el blog, aunque es una lectura amena (que lo corrobore Séneko).

Por eso me gustaría que me dijerais si lo queréis en varias partes, que lo publique todo de golpe, o que lo suba al servidor para que os lo descarguéis desde ahí.

Recomiendo las varias partes, puesto que le pondré fotos guapas como las de la primera entrega, pero me gustaría saber vuestra opinión.

Saludos!

Eneko Vélez dijo...

Corroboro que se hace entretenida,y como bien diría Jack el Destripador , vayamos por partes...

Iñaki San Martín dijo...

jejejeje, ok, Séneko, la publicaré por partes.

Gracias por leerme!

 

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